Se trata de hacer ruido. En Internet no vale con estar, hay que hacer ruido, ser visto, compartid@ por cuantos más mejor. Alguien tiene que escuchar para que tenga algún sentido cualquier acción en la Red. Vivimos tiempos de democratización en las comunicaciones y en la expansión de las opiniones. La famosa frase introductoria de Facebook, ésa que te incita a escribir algo es: "¿Qué estás pensando?" A veces pienso, en secreto o en voz baja, "a ti te lo voy a decir..." Desnudar nuestra mente, hacerla accesible a los demás, compartir en voz alta todo aquello que piensas, ¿tales son los objetivos a largo plazo de las Redes Sociales? Puede que sea de manera sibilina. El caramelo, de momento, es relacionar a millones y millones de personas que, sin ese instrumento, no podrían comunicarse. Pero no es baladí el hecho de considerar que, tal vez, nadie dice de verdad lo que piensa ni en las Redes Sociales. Mejor así, pensarán l
os más acérrimos defensores de la libertad individual. Aplicando instrumentos de marketing empresarial, estas redes no pasarían de ser meros instrumentos de control en manos de corporaciones o instituciones deshonestas que sólo harían que aumentar el control sobre las personas que ya existe en nuestros días. A este paso, nuestro admirado George Orwell se habría quedado muy corto en su profético 1984 con el que avanzó el concepto de Gran Hermano y la invasión de las pantallas que todo lo ven y lo vigilan.
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